
28 May Crónica BPB2014 (605k y 7125m desnivel)
Otro año más tenía programado como objetivo acudir a la PBP 2014. Es una prueba que me tiene “enganchado”, aun cuando no se adapta a mis “cualidades”…..si es que a estas alturas de mi ya dilatada vida se me puede reconocer alguna. En cualquier caso ¡A por ella! Porque inexorablemente los ciclos de la vida se van cumpliendo y hay que “matizar” muy mucho que es lo que podemos hacer y cómo hacerlo, sin dejar de seguir disfrutando.
En cualquier caso y como en todas las otras ocasiones me lo he pasado de maravilla y he disfrutado de lo lindo, tanto por los componentes de la organización, los voluntarios, los compañeros con los que me ha tocado “sufrirla” y a ello han contribuido también los maravillosos paisajes por lo que discurre. (Un DIEZ CON MAYUSCULAS PARA TODOS ELLOS)…..¡Ah! y por si se me olvida: MUCHISIMAS GRACIAS por el esfuerzo, el sacrificio y el cariñó con que nos habéis tratado.
La tenía pensado hacer con Mario de Valdepeñas, pero problemas físicos le han impedido acompañarme….Habrá más ocasiones Mario y no te preocupes que ya disfruté yo por los dos.

La salida, como siempre tranquila hasta llegar a la costa. Fue entonces cuando se formó una grupeta con mucha gente conocida y que va zumbando de lo lindo. Se va alcanzado a otros compañeros y se consigue formar un grupo considerable que ayudaba a pedalear “cómodamente” pues el aire arreciaba de lo lindo. No obstante esta juventud lleva una o dos marchas más que yo y no me encontraba cómodo. La excusa ideal fue una salida de cadena. No obstante “retomar aliento”, tras este esfuerzo me costó bastantes kilómetros, pero me vino bien para contemplar las belleza del paisaje (Estamos hablando de la Costa Brava: LLoret de Mar, Tossa, Playa de Aro)…Una maravilla de la naturaleza, que te ayuda a sobrellevar las continuas subidas y bajadas.
Como no hay mal que por bien no venga, y ya más recuperado, camino de Calonge diviso en una rotonda a un ciclista que me cede el paso, desconocía si era de la “banda”, pero fue él quien me alcanzó y “rompió el hielo”. Sí, era de la partida. Circulamos juntos un buen rato y por su forma de pedalear: Reservón en las subidas (como yo) y ligero en el resto (también como yo), pensé que podíamos hacer una buena pareja. Le comento que tengo pensado hacerla del “tirón”. Me contesta que él había enviado una bolsa al control de Boadella y cuando llegáramos allí ya vería.
Pasando por Tossa de Mar escucho que me llaman, era David Bajo que marchaba en dirección contraria (Pensé que se retiraba y volvía a Barcelona). Estaba perdido y harto de dar vueltas, me cuenta que el “calentón” de la costa le había afectado también, así que se unió al dueto y formamos un trio.

Hago un inciso para comentar que en este momento recibo una llamada de Alex Roca, comentándome que me envía un montón de fotos (Es la ventaja que tenemos los que vamos a las 40 horas)
Pasado Calonge empieza el Coll de la Ganga, es más llevadero de lo que pensaba y lo subimos muy bien.
Comimos en el Control de Torroella y nos ponemos como objetivo llegar a Amelie a la hora del partido de futbol. Pero en medio teníamos una tramo relativa cómodo, si exceptuamos el dichoso viento, hasta el Control de Llança y después el tramo más “pestoso” para mí de toda la prueba: Cruce de la frontera haciendo frente a dos Colls: Frare y Balistres (En su cima están todavía los restos de la frontera de Portbou) y después los interminables repechones, aderezados con aire, de toda la costa francesa: Banyuls Sur Mer, Port Vendres, Collieure y alcanzar Argeles Sur Mer, donde, por fin, se gira hacia el interior dirección Amelie Les Bains.

Reponemos fuerzas y continuamos hacia Boadella, pero previamente debíamos cruzar la frontera subiendo el Coll de Coustouges. Aquí otro contratiempo, la hoja de ruta marcaba que el desvío hacia la D3 estaba a 1,3k de Arles Sur Tech. Llevábamos cuatro de subida y el desvio no aparecía, así que decidimos volver a buscarlo. Nos cruzamos con los Valencianos Fernando Sendra y Cía. Y otra vez las dudas, así que dimos la vuelta nuevamente y OTROS 4k de subida. El error de la Hoja de Ruta estaba en que no eran 1,3k si no 7.3k.

Desilusión, en el Control solo encontramos café y bizcochos. Joaquin comenta que tiene que descansar al menos una hora y media y David asiente, así que la mayoría manda. Bueno descansar, lo que se dice descansar no sé si lo hicieron porque los españoles somos únicos:
¿Cómo es posible que se tenga tan poca conciencia y compañerismo?
¿Es necesario pasar a la sala reservada para el descanso con las zapatillas de la bici?
¿Es necesario meter la bici en esa sala a la cabecera de cada respectiva colchoneta?
¿Es realmente necesario meter la mano entre los radios de las ruedas, mientras intentas descansar?
Y por último ¿Al entrar y salir de la sala no se ponen a pensar los ínclitos que a las cuatro de la mañana hace bastante frio en el Pirineo y que se cuela sin compasión por las puertas abiertas?
Realmente incomprensible, anda que no nos queda que aprender.
Todo lo acontecido repercutió, y de qué manera, al reiniciar la marcha: Cuerpos destemplados, vacíos, sin “gasolina” y sin esperanzas de encontrar nada abierto a las 5’30 de la mañana de un domingo. Pero bueno había que seguir y por fin repusimos fuerzas en un restaurante.
La marcheta había sido inferior a la normal debido a las causas apuntadas por lo que a Joaquin se le ocurrió preguntar a qué hora cerraban el Control de Saint Esteve. Ritmo de contrarreloj y, por los pelos, llegamos en hora.
Pasamos el Coll de Condreu y en la bajada y posterior subidilla que hay antes de bajar a Roda de Ter nuestro compañero Joaquin tuvo que echar pie a tierra: Padece dismetría de cadera y cuando el cuerpo está realmente cansado, se acentúa sobremanera su incidencia: El cuerpo completamente ladeado hacia la derecha buscando que la pierna de ese lado siga realizando el trabajo que venía desempeñando y la pierna izquierda completamente inútil. Lo intentó, tenía mucha ilusión, pero no pudo ser.
Continuamos David y yo hasta Folgueroles con el tiempo justito. Nos quedaba Calders, penúltimo control, y teníamos que llegar antes de las 17’19 horas. Fuerte viento de cara y el Coll de la Pollosa de por medio. Eran las 16’12 y quedaban 3,5k de puerto y 20k mas hasta Calders.
En esta tesitura a David ya le habíamos dicho que tirara para que al menos él se salvara de la “quema”.

No sé de donde saque fuerzas, pero dicho y hecho a las 16’30 coronaba y a las 17’00 estaba en Calders, pese al viento y a la lluvia que me acompañó en Moia. Me sobraron 15’. ¡Gracias Alex por quitarme las “telarañas”!. Fue una experiencia que hacía tiempo no experimentaba.
El último tramo hasta Barcelona fue un homenaje que nos dimos David y yo, disfrutando todo lo que pudimos. No importaba a la hora que llegáramos porque estaríamos en hora. Merecía la pena este buen sabor de boca hasta conseguir el alto de Forat de Vent para hacernos las fotos de rigor, con Barcelona al fondo y en compañía de esos sufridores pacientes que nos trataron con tanto cariño durante buena parte del recorrido.

Jose Maria Campos Olivares
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