
02 Abr Crónica SR LUAI GREDIANA by José Alfonso Muñiz Plaza (marzo 2018)
Es miércoles 28 de marzo, son las 5:00 de la madrugada, he dormido fatal y me levanto nervioso, tengo muchas ganas de empezar, esta todo preparado, pero no dejo de tener dudas sobre la ropa, el tiempo, las paradas…
Es el primer día de los tres previstos, salgo del hotel, rumbo a la salida donde el organizador me estará esperando, hace bastante fresco, en bici la sensación es de frío, ¡y aún no empecé!
Una vez llegado, Campos me da un par de orientaciones, mucho animo y me ayuda a salir de allí entre zonas residenciales.
Mi pedaleo es torpe e incomodo, sigo el track pero hay mucho tráfico, sigue siendo de noche y las sensaciones no son buenas, me encuentro pesado e inquieto sobre mi hierro. Es cuando empieza a amanecer, cuando me desvío de la carretera principal y empiezo a divisar en la lejanía montañas nevadas, el tráfico desaparece y me acompaña un continuo sube y baja lleno de encinas, sin darme cuenta ya estoy concentrado en la tarea, relajado y disfrutando del paisaje.
Avanzo entre controles de modo muy rápido, acercándome cada vez más a la zona de la sierra, ya es un continuo subir, dentro de nada empiezo con el primer puerto, Pielagos, km 120. Es un puerto muy bonito, con vistas abiertas y lleno de robles, el calor empieza a ser sofocante, ¿Quién lo diría?, llevo demasiada ropa de abrigo.
Me quito toda la ropa que puedo y la cargo en mi Genesis donde puedo, pena de guantes de verano que deje en el hotel ¡Quién me iba a decir que los echaría en falta!, empieza a levantarse aire y lo agradezco, inicio descenso hacia Talavera con un aire que sigue aumentando, llega un momento que pasado Talavera de la Reina, km 154, el viento es un enemigo a batir, me cuesta mantenerme sobre la bicicleta y en llano me resulta muy complicado superar los 16 km/h, son 50 km de carretera abierta hasta la población de Monbeltran en los que hago un desgaste demasiado grande con el que no contaba. Por fin, encuentro refugio en las montañas y el aire desaparece, cosa buena sino fuera porque la sensación de calor se multiplica, empiezo a subir uno de los puertos importantes de esta SR, el Pico, 1391m. Es un puerto que tiene una barbaridad de tráfico, con carretera amplia y en buen estado, pero desniveles importantes y muy largo, territorio de moteros, pero que se me hace muy cansado subir, debo parar a pocos km de coronar porque no aguanto el calor del sol, llego a estar a 23 grados con ropa térmica invernal, ¡ horror!. Una vez coronado pienso que habría sido peor subir con lluvia o ese viento en contra que tanto me castigó y que ya queda menos para acabar la jornada en San Martín de Pimpollar.
Empieza a oscurecer y empieza a enfriar de golpe, en las zonas de sombra no me sobra nada de ropa, apuro el ritmo, quiero llegar al alojamiento previsto y cenar caliente antes de que cierre cocina. Es en este tramo donde tengo que hacer una modificación del Track por culpa del estado de la carretera, tal y como me dijo el organizador, por eso he de pasar mi alojamiento y seguir subiendo a Hoyos antes de que oscurezca y volver hacia atrás. Conseguido, he sacado la foto de control y busco mi alojamiento, km 238, HR las Cuatro Calles, lo recomiendo por la disposición y amabilidad de los dueños, ¡Menuda cena y desayuno me prepararon!.
Duermo bastante bien, la ducha me sentó genial, son las 5:30, comienza el segundo día y dan agua para última hora, después de charlar en el desayuno con el dueño sobre lo que estoy haciendo, lo que es una SR, un randonneur y retrasándome más de lo debido, me despido y empiezo con mucho ánimo y abrigado la jornada, que se presenta difícil por relieve y climatología.
Estoy entre montañas, es de noche y avanzo con energías renovadas, parece que no hubo ayer, el amanecer me deja ver la sierra montañosa de mi derecha y la rivera que la separa de donde me encuentro, es al bajar a esta donde las piernas me dicen que dosifique que la subida que se deja entrever delante mía no va ser fácil, tal cual, con un frío tremendo empiezo a escalar con desniveles de mas de 15% camino de Navarrevisca, lugar donde extraoficialmente empieza otro de los puertos importantes, el de Serranillos, y es que una cosa son los km de puerto en si y otra todos los que haces antes de llegar a pie de puerto, que como pude comprobar a veces son tantos o mas que el propio puerto.
Este puerto es realmente precioso, carretera estrecha no muy bien asfaltada pero muy cómoda, las espectaculares vistas y el frío, aún con sol, hace que pedalees sin notar fatiga, casi siempre con los ojos clavados en lo que creo es final de puerto. Al llegar arriba, 1575, miro lo que he subido y es realmente espectacular, el día fabuloso…, pero es entonces cuando miro al otro lado, el descenso y… ¿Cuál es mi sorpresa? La carretera desaparece entre nubes, el viento pega fuerte al lado sur de la montaña y es muy frío. Me abrigo con todo lo que tengo e inicio el temido descenso, y con razón temido, porque la temperatura bajando me marca -1, estoy empapado por la niebla y la humedad cala los huesos, llevo la ropa adecuada, pero la sensación de frío es muy intensa, hay que ir tirando de freno , la visibilidad es prácticamente nula, no lo paso nada bien, intento no perderme en ningún desvío sobre el track hasta llegar a Pedro Bernardo donde el GPS me mete por una pista hormigonada con desniveles de más del 22% descendentes y curvas en herradura, luego me enteraría por Campos que esa parte la intento modificar pero que en la web sigue sin poderse corregir. Llego a la parte más baja… he bajado 1100m de golpe y ya tengo 8 graditos, zona llana y el viento no incordia tanto, el cuerpo se me va templando, y de ese modo afronto el puerto rey de la SR, el de Miajares, 1570m. Es un puerto de 12 km, como ya dije antes, oficialmente, pero si a eso le sumamos los 13 anteriores de continua subida nos vamos a 25 km de puertazo, de los cuales mas de 18 son bajo niebla espesa, que al ser en subida no deja que el frío me afecte, los desniveles y km de ascenso bien se preocupan de que el frío no deje de ser una anécdota. Subida muy larga, estrecha, bonita aún con la niebla, el pavimento bastante irregular y muchas curvas cerradas, bonito debe ser un día despejado… al llegar arriba y empezar el descenso hacia la cara norte, nuevamente día soleado cada vez con menos niebla y menos viento…desciendo para nada más llegar al río pedalear unos km siempre hacia arriba para poder encarar otro bonito y largo puerto, el de Navalmoral, 1514m. Es un puerto que se me hace largo por lo ya pasado, tiene bastante tráfico, más de motos, pero se hace bonito, en cada curva que parece que llegas se abren mas kilómetros de ascenso y curiosamente en su cumbre es donde encuentro los primeros rastros de nieve a mis pies, menos mal que el aire a ratos ha sido tan amigo como enemigo.
Ya encaro un vertiginoso descenso hacia Ávila, cada vez más abierto donde el único cuidado que tengo que tener es que el aire de oeste a esas velocidades no me de un susto y termine en el suelo, aún así intento ganar tiempo, llevo muchos metros de desnivel ya a estas alturas y mucho desgaste físico, no se como es lo que me espera y no quiero llegar muy tarde al descanso de la noche en Cebreros.
Nada más acercarme a Ávila, el recorrido me dirige hacia el Este, para enfocar inmediatamente el puerto de Panamera, es cierto que son 1412 m, pero si no fuera porque está marcado como tal ni te darías cuenta ya que es muy tendido, eterno, pero muy tendido, con descansos, tan abierto que no parece ni que cojas altura, aunque el frío da fe de que subes. Una vez coronado empieza un descenso largo y rápido donde se comen los km a gran velocidad sin necesidad de pedalear, cruzo diversas poblaciones y el embalse de Burguillos, donde ya me veo obligado a dar pedales de nuevo con constancia y serenidad, el día se va quedando pequeño y aun me faltan 30 km para llegar, ya el terreno pica de nuevo hacia arriba, pero no hago otra cosa que pensar en la suerte que estoy teniendo, la lluvia siempre la dejo detrás mía, quitar km de en medio, esa ducha y pedazo de cena que me voy a dar si llego en hora… Después del último control, pedaleo 11 km más y por fin al atardecer llego a Cebreros, donde empieza a chispear y me espera un merecido descanso.
Suena el móvil, son las 5:00 del tercer día, he dormido mejor que estos días, el cansancio seguro que tiene mucho que ver, quiero estar pedaleando a las 6:00, son menos km los que me esperan y supuestamente con menos metros de desnivel, pero sé que durante toda la noche ha soplado de los lindo el aire y ha llovido a rabiar, cuando me acosté daban previsión de nieve. Salgo convencido de que es menos lo que me queda y que voy con tiempo, he podido descansar y si me tengo que mojar de más o sufrir el frío durante una jornada lo haré, pero me preocupa el pedal izquierdo, ayer tuve problemas con él y la única solución es apretar en cada parada fotográfica con la mano y que las bolas no se salgan de su sitio, tiene holgura.
Salgo de noche, muy de madrugada, km 440 aprox, en pleno puerto de Arrebatacapas, 1068 metros, por lo poco que me deja ver la noche deduzco que es de los puertos que me gustan, no excesivamente largo, suelo granulado, abierto y con curvas, pero lo que más me gusta y sorprende es que el viento se lleva una vez más las nubes y el asfalto se vas secando a mi paso. Llego arriba, noche cerrada, las nubes corren muy rápido y la luna, en guiños, es testigo de eso. “Llaneo” km y km por encima de la sierra hasta que amanece, y empiezo a descender, pudiendo ver a donde me dirijo, más zona montañosa… es cierto, está noche ha nevado. Emprendo la subida larga y espectacular del puerto de Boquerón, 1315 m, el paisaje es totalmente blanco, con temperaturas de -3 al amanecer, tengo cuidado en todo el recorrido con las placas de hielo, otro puerto bonito que disfruto subiendo. Este color blanco ya me acompañaría durante horas, siendo el puerto de Pilas, 1431m, el final de su compañía.
A partir de aquí el recorrido ya discurre por carreteras llenas de trafico y otras apartadas del uso cotidiano, deduzco que buscadas oportunamente para llenar esos metros de desnivel positivo acumulado, como pude comprobar con la llegada a Robledondo, puertos, subidas, altos, repechos, largos, cortos…pero eso si, con desniveles muy continuos de mas del 10% incluso puntualmente del 21%. Por suerte, a estas alturas, del agua ni rastro, y el viento solo a ratos, la tarde en el horizonte se prevee bastante peor en ese sentido. Es en este punto donde decido que con la única ayuda del desayuno tardío que tome voy a continuar sin parar, no quiero tener averías y no quiero que la climatología descargue en mi de golpe todo lo que me dejo aprovechar hasta ahora.
No es momento de flaquear, aunque el que crea que lo tiene ya todo hecho en el km 540 está muy equivocado. Nos espera por delante un continuo rompe piernas hasta la población de Peralejo, a 32 km de meta. Ya 10 km antes de aquí, y viendo que desde las zonas altas puedo comprobar que a mi alrededor está lloviendo decido, como dice algún compañero del club, meter ritmo randonneur y pedalear con fuerza dándolo todo hasta que explote para evitar esa temida agua y seguro que el frío que la acompaña. Llevo el plato sopero metido y decido que no lo pienso quitar hasta llegar, no hago más que mirar por el espejito del manillar y ver como las nubes me van ganado terreno, unas gotas de agua nieve me van avisando de que debo acelerar.. y no hago más que darle fuerte a los pedales..
Cerca de Brunete, me espera Campos fuera de su coche, me va a custodiar hasta el final, pero le saludo y no paro, él lo entiende, sabe lo que me viene encima y el viento de costado empieza a plantearse serio problema. Me pasa, se para, me espera, me sigue y yo continuo, me meto en la autovía, por donde discurren los últimos km y pedaleo de lado, el aire es muy fuerte y lo aprovecho cuando viene a favor…por fin… llegamos al destino, donde mis piernas reciben su merecido descanso y puedo decir bien alto, por fin, lo he conseguido, Campos me estrecha la mano y me felicita por conseguir algo que parecía difícil. Charlamos un rato, saco la última foto del control y nos despedimos hasta la MGM 2018. Ahora 8 km de vuelta al hotel donde ya saboreo lo que me espera nada más llegar.
En definitiva, una gran experiencia, bien preparada y calculada, que aún siendo bonita y difícil, fácilmente se habría podido tornar imposible en estas fechas, pero siendo conocedor de los riesgos y asumiéndolos, puedo decir que me salio genial y que disfrute en todos los aspectos, mis experimentados compañeros de club y sus consejos me permitieron preparar con ciertas garantías la planificación inicial, el tiempo aún mostrando a ratos sus dientes fue un gran aliado y el resto está en gran parte aquí contado. Ritmo constante, sin regalar pedaladas, sin cebarme, con cabeza, solo las paradas obligadas, más las fotográficas por supuesto, siendo conocedor pero sin obsesionarme en km ni metros de desnivel hicieron llegar a buen puerto esta excursión.
Eso sí, todos los puertos que aparecen en el track están, pero no todo los que subes queda tan claramente reflejado en el track de ruta. Ténganlo en cuenta futuros excursionistas, no hay nada fácil hasta que llegas al final.
Gracias a todos por vuestro seguimiento y ánimos durante estos tres días.
ALFONSO MUÑIZ PLAZA.
CC RIAZOR.
RANDONNEURS GALICIA
DIEGO RUIZ VEGA
Posted at 18:12h, 27 eneroBonita experiencia compañero y bien narrada….yo la quiero hacer este año sólito..pero lo suyo seria a partir de Abril…supongo..por el tiempo